Autorregulación emocional: cómo recuperar el equilibrio ante las emociones difíciles
- Aida DL

- 27 oct
- 2 Min. de lectura

Vivimos en un entorno —externo e interno— que no siempre podemos controlar. El mundo cambia, las circunstancias se modifican y nuestro propio cuerpo experimenta sensaciones y reacciones que, a menudo, escapan a nuestra voluntad.
Esa falta de control genera discrepancias entre lo que deseamos, necesitamos o esperamos y lo que realmente obtenemos, provocando emociones negativas que pueden afectar a nuestro bienestar y rendimiento diario.
Por qué sentimos lo que sentimos
Cada tipo de discrepancia produce una reacción emocional diferente:
• Ante una amenaza, sentimos ansiedad o miedo.
• Ante una pérdida, aparece la tristeza o incluso la depresión.
• Ante una injusticia, surge el enfado o la ira.
Estas respuestas emocionales no son “malas” en sí mismas: son señales que indican que algo en nuestro entorno —o en nosotros mismos— necesita atención o cambio. La clave no está en evitar sentir, sino en aprender a regular esas emociones.
En qué consiste la autorregulación emocional
La autorregulación emocional es la capacidad de reconocer nuestras emociones, comprender su origen y gestionar su intensidad y expresión para mantener el equilibrio psicológico.
No se trata de “reprimir” ni de “racionalizar en exceso”, sino de entender, aceptar y responder de forma adaptativa.
Pasos básicos del proceso
1. Reconocer la premisa: aceptar que no podemos controlar todo lo que nos ocurre.
2. Identificar el detonante: detectar qué situación, pensamiento o interacción ha activado la emoción.
3. Clarificar la emoción experimentada: ponerle nombre a lo que sentimos (ansiedad, tristeza, enfado, frustración…).
4. Recurrir al recurso adecuado: utilizar estrategias personales (relajación, mindfulness, reflexión), sociales (hablar con alguien de confianza) o profesionales para recuperar el equilibrio.
Costes y beneficios
Cuando no regulamos nuestras emociones, se acumulan tensiones y desgaste psicológico que afectan a múltiples áreas:
• En lo personal: baja autoestima, irritabilidad, somatizaciones, agotamiento emocional.
• En lo profesional: menor concentración, disminución del rendimiento, conflictos en el trabajo.
• En lo relacional: tensiones en la pareja, con la familia o los amigos.
Por el contrario, una buena autorregulación emocional mejora notablemente la calidad de vida, el bienestar psicológico y la eficacia en el desempeño laboral y personal. Nos permite vivir con mayor serenidad y resiliencia.
Cuándo recurrir a un profesional
En ocasiones, las emociones se vuelven demasiado intensas o persistentes, y las estrategias personales no bastan.
En estos casos, es recomendable acudir a un psicólogo clínico, que puede ayudarte a comprender mejor tus patrones emocionales y proporcionarte herramientas específicas de regulación, como técnicas cognitivas, de relajación o de reestructuración emocional.
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Gabinete de Psicología Colmenar
Colmenar Viejo, octubre-2025



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